Hacía tiempo que no salíamos a ningún accidente de circulación y ayer por la tarde, de regreso de la capital después de casi tres horas de aviso desde Linares de Riofrío, el teléfono nos sobresaltaba, cuando el estómago ya rugía pidiendo alimento sólido. La paella que había sido encargada para comer, tuvo que esperar a la merienda-cena, aunque decía Avelino que estaba buena aún siendo las siete de la tarde.
Como les decía, un accidente de moto, nos puso en alerta cuando volvíamos a la altura de Guijuelo. Ocurría en la antigua nacional 630, en la carretera de Cantagallo y hasta allí nos desplazamos, en un primer lugar el Soporte Vital Básico y unos minutos más tarde la UVI móvil, después de sortear los baches que como les decía en mi último post, proliferan en la carretera de Salamanca. El piloto, a la salida de una curva y tras derrapar en la arena que había suelta en el asfalto, dio con sus huesos en la carretera y contra su propia motocicleta, sin que afortunadamente fuera "engullido" por el quitamiedos-guardarail (que la verdad no sé el por qué de ese nombre) y sufriera lesiones más graves de las que tuvo.
Y es que los quitamiedos son el caballo de batalla de los moteros que se están jugando todos los días la vida con estas "cuchillas de afilar" que siguen estando en las carreteras sin que se tomen medidas realmente serias para atajarlo. Y además, parece que los que vivimos en zonas rurales, nos llega todo más tarde. Las autovías, los adelantos en comunicación, los protectores de los quitamiedos...mientras que a los políticos se les llena la boca diciendo los kilómetros de protectores que se están instalando. Mal que les pese, mientras exista un sólo muerto debido a este problema, no deberían vanagloriarse de aquello que a las zonas rurales, tarda más en llegar.
Y es que no debemos olvidar que todos somos hijos de Dios, como diría un amigo mío.
Tomen medidas señores.
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