El frío y el nombre de las calles...pena de memoria

Ha sido un día pesado y sin avisos durante el día. El Otoño avanza y por la noche el frío ya no se aguanta sin llevar puesta la ropa de abrigo, al menos yo; desde que pasé la treintena es como si de repente el termómetro de la nariz me dijera que de los 35 para arriba..... En fin, que hasta los guantes se agradecían esta mañana de madrugada cuando salí a por los cruasanes para el desayuno.

Exceptuando el aviso de ayer por la noche, el día ha transcurrido con total normalidad hasta el cambio de guardia. Cuando saltó el aviso que les cuento a eso de las once de la noche, me quedé helado, nunca había dudado en los nombres de las calles de la ciudad estrecha y ayer fue la primera vez. Es habitual que las calles menos conocidas de Béjar pasen muchas veces desapercibidas y se atasquen en esa única neurona que dice Juanma que tenemos los tíos y que está acorralada por no se qué sustancia. Afortunadamente salvamos el embrollo con el plano-gps versión Ayuntamiento de Béjar, que de tantas dudas nos ha sacado.

Juanma sigue con su puzzle de 2000 piezas, parece que le coge gustillo a eso de estar por las tardes sentado ante tanta ficha idéntica, separada en cajas por colores para poder completar una vista de unas montañas cubiertas con nieve en cuya base está un lago (qué bucólico amigo mío, parece mentira con lo que tú eres...) y encima siempre discutimos por lo mismo a mí me sale la vena "roja" y a tí la "azul-naranja" es como si el aceite y el agua quieres que se mezclen, será imposible. Un día de estos te escondo unas cuantas a ver qué haces. Jijijiji.

Menos mal que Avelino el enfermero (que es mucho más rojo que yo) me echa una mano y os quedáis divagando sobre sobre la subida de la vivienda y el por qué el cambio climático preocupa a unos más que a otros.

Y todo esto cuando llega Quique, mi relevo.

Hasta mañana, que he cambiado turno y adelantado mi guardia.