El cumpleaños

Ayer día 9 fue mi cumpleaños.

Gracias, gracias, gracias. Lo malo de todo esto es que lo celebras en dos sitios; en casa y en el trabajo y por tanto dos sitios donde comerte esos deliciososososos pasteles y donde recibir el consiguiente tirón de orejas del respetable, que alguno parece que está en "Las Ventas" lidiando un toro de Miura para quedarse con el trofeo orejil.

Yo que no me resisto a los pasteles (es una más de mis debilidades) aprovecho para decirle al personal que el régimen se puede saltar un día, eso sí, siempre y cuando purgues la pena a base de lechuga durante los próximos días. Como ya me conocen, me miran de reojo como el niño que sabe que miente cuando te dice que no ha comido chocolate y tiene los morros manchados. Pues eso, que de vez en cuando, una "canita" al aire no hace daño.

Ha sido un día salvo por lo del cumpleaños, para ajustar la media, es decir 2,16 que es lo que nos dicen que tenemos en nuestra zona. Dichosos números, los políticos se basan en ellos para decidir o no la apertura de nuevas bases de Emergencias, como si la vida de alguien valiera números de estadísticas. Simplemente porque fuera necesaria la U.V.I. una vez al mes, estaría plenamente recompensada la inversión.

A propósito. Hace unos días les comenté el aviso de un paciente muy joven en la zona de Guijuelo, que sufrió una enfermedad grave. Afortunadamente se encuentra en su domicilio y contento por el servicio que desde la U.V.I. de Béjar se le prestó. Nos alegramos todos por ello.

Anoche hizo frío, la llegada del otoño está siendo más fresca de lo habitual, las tertulias de la calle se están acabando (para tranquilidad de nuestros vecinos) y la cancela del Hospital se está convirtiendo en "El Café Gijón" Bejarano, donde los comentarios de lo humano y lo divino ponen a prueba el sueño de algunos.

También ayer noche acabé con uno de los libros que he estado leyendo. "La Ofensa" de Ricardo Menéndez Salmón, es un libro con pocas páginas, de esas que te enganchan de principio a fin y una buena recomendación para una tarde ociosa. Os escribo unas líneas...

"Los Grandes ejército jamás olvidan los pequeños detalles".

El 2 de Noviembre de 1941, el día en que se cumplían diez meses de los sucesos de Mieux, nevó sobre Roscoff. Un frío insólito, procedente del mar, cayó desde primera hora sobre el Finistere Bretón como una sábana de piedra.

Aquella mañana, la más gélida que Lasalle podía recordar en años, enfermos y enfermeros apenas malgastaron aliento en saludarse. De la cocina no salieron otra cosa que caldos y grandes botes de ponche, e incluso el Hauptsturmfürer Schussel, por lo común recluido en infinitas partidas de ajedrez con alguno de sus adecanes, se escapó a Rennes antes de la hora de comer pretextando una visita familiar.

Cuando a las cinco en punto de la tarde la caldera principal estalló...