20 enero 2008

El ocaso de nuestra vida

Hoy es Domingo, aunque la verdad es que para mí da igual un día que otro. Es como si los días pasaran a tal velocidad que no nos diéramos cuenta que los meses van cayendo en el calendario como las hojas de los castaños, tan habituales por nuestra zona, cuando llega el otoño.
Lo digo porque cuando el ocaso de nuestra vida llega, somos tan indefensos y vulnerables que tendríamos que darle la vuelta; nacer cuando somos mayores, e ir avanzando en la edad siendo más y más jóvenes cada día que pasara. Y es que cuando nuestros mayores, nuestros viejitos, llegan al final de su vida, deberían estar más acompañados que nunca, hoy lo he comprobado satisfactoriamente. ¿Qué cosa hay más perfecta que estar acompañado de tus familiares cuando vas a dejar este mundo? ¿Por qué nos empeñamos en morir, y digo morir como cosa natural, en casa extraña, rodeado de gente que no conoces, de objetos que no reconoces y fuera de tu ambiente habitual?. A mí por lo menos no me gustaría hacerlo así...
Las guardias de los Domingos suelen ser muy tranquilas (suelen ser) y encima hoy ha estado un día espectacular de sol, si no fuera por la niebla que a primera hora de la mañana acompañaba desde la salida de nuestra ciudad y hasta Salamanca a los compañeros del Soporte Vital Básico que hicieron un traslado hasta la capital charra.
Por lo demás, el día ha pasado escuchando la música que me han regalado y que ha sido un buen acierto. Robert Plant y Alison Krauss, con su disco Raising Sand, son la revelación de este año. Os lo recomiendo y Joaquín (enfermero del Centro de Salud) también, que ha sido la persona que me ha regalado los oídos con esta música.
Volveremos dentro de unos días otra vez al tajo, aunque esta vez será miércoles, que es como decir Lunes, Martes, Jueves...... qué más da.
Al final lo que importa de verdad es la familia que tienes al lado y los amigos....y si no que se lo digan a la abuelita de hoy.

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