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Estos días me hacen recordar muchas cosas. En la anterior guardia estuvimos atendiendo una mujer mayor que no presentaba buen pronóstico. Se me quedaron gravados a fuego los ojos de su marido, también de edad avanzada como ella (pasada la noventena), que con los ojos llorosos la miraba entre nervioso y preocupado. Su mirada presentaba el paso del tiempo al lado de su mujer. Quizás más de setenta años junto a una persona que estás viendo que se le escapa la vida. Y seguramente estuviera pensando que se querría ir con ella y que se le escapaba un trocito de su compañera.
Siempre he sentido estas cosas como mías y últimamente huyo para no sufrir. Pero esos ojos se me han quedado para siempre. Eran pequeños, muy oscuros, y los párpados inferiores estaban abiertos hacia fuera, irritados por la exposición al aire, pero también cargados de lágrimas que llenaban las bolsas antes de caer por sus mejillas. De pequeña estatura, caminaba nervioso y mirando de un lado para otro para no perderse entre su familia. Seguramente ya se haya quedado sin su compañera, pero también la familia habrá sabido estar con él ante este duro trance.
Sus ojos… jamás los olvidaré.
Estos días me hacen recordar muchas cosas. En la anterior guardia estuvimos atendiendo una mujer mayor que no presentaba buen pronóstico. Se me quedaron gravados a fuego los ojos de su marido, también de edad avanzada como ella (pasada la noventena), que con los ojos llorosos la miraba entre nervioso y preocupado. Su mirada presentaba el paso del tiempo al lado de su mujer. Quizás más de setenta años junto a una persona que estás viendo que se le escapa la vida. Y seguramente estuviera pensando que se querría ir con ella y que se le escapaba un trocito de su compañera.
Siempre he sentido estas cosas como mías y últimamente huyo para no sufrir. Pero esos ojos se me han quedado para siempre. Eran pequeños, muy oscuros, y los párpados inferiores estaban abiertos hacia fuera, irritados por la exposición al aire, pero también cargados de lágrimas que llenaban las bolsas antes de caer por sus mejillas. De pequeña estatura, caminaba nervioso y mirando de un lado para otro para no perderse entre su familia. Seguramente ya se haya quedado sin su compañera, pero también la familia habrá sabido estar con él ante este duro trance.
Sus ojos… jamás los olvidaré.
1 comentario:
se me ponen los pelos d punta.valla mal trago el hombrito.
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