Ya desde por la mañana Corito y Jota no hacían ascos a una paella que se presentaba muy gustosa. Y Juanma andaba muuuuuy desestresado porque las cosas parece que le han ido bien. Pues eso, que todos tranquilos y contentos.
El aviso saltó a eso de media tarde. La carnavalada parecía tranquila en la ciudad y la gente se lo estaba pasando bien, bailando y disfrutando en "la corredera". Pero cuando las cosas se tuercen todo va mal y, desde la tarde, estaba yo sintiendo un pinchazo que no me estaba gustando nada en la boca del estómago. No sé si serían nervios o que algún grano de la pella se resisitía a culminar su carrera hacia el pozo oscuro, pero la verdad es que me sentía mal.
También el chico que llevamos a Salamanca y es que las fiestas hay que pasarlas de la mejor manera posible, sin hacer excesos y sobre todo teniendo un poco de conocimiento con algunas cosas. Afortunadamente sabrá pensar para un futuro que puso en ridículo , más que a él, a su propia familia en un espectáculo bochornoso.
Pues eso, y yo camino de Salamanca, con ese punzón en la tripa que apretaba cada vez más, con mis compañeros detrás, también preocupados del crío, y yo maldiciendo y cagándome en todos los santos cuando a la altura de la variente de Guijuelo, me doblaba sobre el volante. ¿Qué coños tendré metido?, ¿será un bicho de algunas de las peliculas de Alien?. Ni tirándome pedos se me pasaba, os lo juro por lo que más quiero. No veía el tiempo de llegar a Salamanca e intentar potar lo que hubiera en el estómago, y eso que suelo conducir bien (no tengo abuelas) pero ni aún así la sensación de tener un puto puño apretando en mitad del estómago se me pasaba.
Muy mal debieron verme mis compañeros al llegar al Hospital Clínico, que de la mano de nuestra doctora me introdujeron en una de esas salas que solemos visitar nosotros con otros pacientes. ¡No me lo podía creer!, tomando de mi propia medicina tumbado en una cama, sudando como en las carreras de fondo y mirando las caritas de asustados que ponían mis compañeros. Juanma que no me había visto tetorcerme de dolor nunca, me intentaba animar con todo el cariño del mundo ante el parto que estaba a punto de suceder (o eso me parecía a mí) y mi doctora y el enfermero con caritas de preocupación por lo que se podía avecinar. ¡Pasar por el quirófano!. ¡A mí! ¡Jooooder! que no me dejéis aquí que lo juro que os llevo en la ambulancia para Béjar por muy mal que me encuentre. Que estoy jodido pero que aguanto. ¡Sí, sí!., aguanto dije.
Cada minuto que pasaba la cosa se ponía más jodida. Electros, análisis, ecografías, saturación, tensión.....sólo faltó meterme un dedo por el culo. Y os prometo que ya me lo temía, que la cosa andaba jodida y ya me veía yo con el dedo de alguien urgando en mis entrañas para intentar descubrir de dónde venía ese "puto" dolor.
Un pantoprazol, un nolotil y una dolantina me sumieron en un estado de placidez que no había tendo en las cuatro horas anteriores. Todo terminó con el descubrimiento de una cantera de piedras en mi vesícula y firmando una consulta con el cirujano que ya veremos qué da de sí.
Eso sí, el dedo por el culo no llegaron a meterlo, aunque creo que fue porque se calmó a tiempo, que si no....
8 comentarios:
Ya te comenté ayer que vas a estar una temporada a verduritas y el resto del equipo que se apuntem a menos cominolas y más verduritas. Por cierto, me alegro que estés mejor. Un abrazo
Esto sólo te puede pasar a tí jajajajjaa, me hubiese encantado verte, por poco, cachisssss.
Me alegro de que ya estés bien, aunque ahora preparate para esa visita al cirujano, no lo dejes que te llevo yo de la mano eh????
Besos, calvo.
Hay qué pasar por todas las experiencias ¿no? ajajaj Un saluuudo.
me alegro que estes mejor, cuidate mucho, o deja que te cuiden que es más reconfortante.
muchos besos
De acuerdo con Gemma, dejate cuidar... y mejórate!
De acuerdo con Gemma, dejate cuidar... y mejórate!
Espero que lo tuyo no sea nada. Mucho animo! Un beso de tu prima salmantina.
tal como lo cuentas es hasta gracioso,que te mejores.
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