Mamá Margarita y "NOS SOBRAN LOS KILOOOOOS"

Desde el comienzo del año nuevo muchos propósitos de enmienda nos hemos propuesto mi compañero Juanma y yo. Entre ellos el bajar unos cuantos "kilitos" de más que el pasado año nos cargamos, debido principalmente a que nos hemos pasamos con la comida.

Suele acontecer que cuando andas pelín estresado o acaso por el contrario muy relajadito, excedas el límite de calorías que el cuerpo necesita y se cargue en las zonas denominadas "michelines" y que tan complicadas son de quitar. Él dice que le sobran 10 kilos y yo sin inmutarme hice como que miraba al tendido como haciendo que no había comprendido lo que me preguntaba, por si acaso se entera de los que me sobran a mí. Así que ni cortos ni perezosos nos hemos puesto manos a la obra, o más bien cerradura en boca, para no ceder ante la sensualidad del buen comer. Pues eso, que esperemos resultados cuanto antes porque a alguno casi le sale disparado el botón del pantalón.

Y cuando parece que el tiempo cambia de nieve a lluvia, sale el aviso cuando más agua caía del cielo. A la llegada a Mamá Margarita (residencia de ancianos) me asaltaron los recuerdos del paso por allí cuando aquel edificio gigantesco se dedicaba a la enseñanza de adolescentes. El patio por el que se jugaba, las escaleras por las que alguna vez rodábamos, y muchas de las vivencias de aquellos años en el Colegio Salesiano, afloraron a la llegada.

Afortunadamente aquel edificio dejado de la mano de Dios ( y nunca mejor dicho) se convirtió con el paso del tiempo en una residencia de ancianos.

Se cambió la enseñanza de niños y adolescentes al ciudado de nuestros mayores.

¿Volveremos a las aulas cuando lo seamos nosotros también?