
Parte de la sociedad se está envolviendo en un círculo de violencia y degradación que no se había visto hasta ahora o, al menos, no se sabía tanto, y la crispación de muchas personas está llevando la convivencia pacífica de los ciudadanos al extremo.
Quiero decir esto porque hace días nos sorprendía nuestro compañero Raúl Artíguez con la noticia de la agresión también sufrida hacia dos Técnicos de uno de los Soportes Vitales Básicos de Valladolid. www.semescyl.org/node/5065
Siempre me cabe preguntar el por qué la crispación de la gente es derivada habitualmente hacia los mismos; conductores de ambulancias, médicos, enfermería, taxistas, repartidores... es decir, hacia aquellos que trabajan a diario en la calle y en beneficio de los demás. Poco o nada se encaran con su jefe, con los altos cargos de los despachos, con los dirigentes que se llevan la pasta gansa, con los sinvergüenzas que dirigen las finanzas y nos llevan hasta el extremo...
Siempre pagan los mismos, las personas que éstán/estamos de cara al público y especialmente de la gente que desarrollamos nuestra labor en la calle; muchas veces criticada y pocas veces agradecida. La sociedad debe ir cambiando, todos debemos ir cambiando, y hemos de empezar desde nuestro propio entorno social y laboral. Las críticas deben exponerse con argumentos, los problemas solucionarse con diálogo, y no andar malmetiendo al personal simplemente por intereses personales.
Muchas veces me acuerdo de mi padre. Él siempre me enseñó a intuir cómo podía ser una persona antes de hablar con ella. Gracias a eso, aquellos que andan por la vida como parásitos son sólo eso, parásitos de la vida sin riesgo ni beneficio.
Además todo el mundo se da cuenta.
¿A que sí?