A veces no nos damos cuenta que más vale llegar dos minutos tarde que estar en el límite de lo cabalmente correcto.
Y cuando aparecen noticias como la que nos ha enviado Raúl Artíguez, http://www.semescyl.org/node/4561 uno se pone a pensar sobre las consecuencias de un error o de una imprudencia por muy "amparado" que se esté.
Y me refiero a que no nos damos muchas veces cuenta que cuando salimos a la calle, no sólo estamos nosotros en el filo de la navaja, sino que hay mucha gente alrededor a la que ponemos, sin querer, en cierto peligro. Nos creemos dueños del asfalto, sin querer asumir que los demás no tienen por qué vernos o ni siquiera oírnos, asumiendo muchas veces la culpa sobre nuestras imprudencias simplemente por el hecho de ser "vehículo de emergencia".
Pero cuando aparecen (muy de vez en cuando afortunadamente) noticias como ésta, bien vale pensar como dice el titular de nuestro amigo Raúl, que "cuando las barbas de tu vecino veas pelar...".
Pues eso, que ajustémonos el cinturón ante un problema más serio del que parece y comencemos a pensar sobre las consecuencias de una imprudencia o de la prisa sin más. Muchas veces nos autoimponemos el llegar cuanto antes, sin primar lo que siempre nos enseñaron. PRUDENCIA.
Y es que cuando suena una sirena.....
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