Estábamos viendo el telediario de la primera de televisión, cuando salió un reportaje sobre Rafa Nadal, y la velocidad a la que lanza y la cantidad de vueltas que dan en el aire las pelotas de tenis de este deportista. Algo así como 5000 vueltas por minuto mientras le pega con ese listado zurdo tan característico en él.
Y salió a colación la misma conversación que manteníamos cuando regresábamos de Salamanca después de llevar una urgencia por la mañana. Tanto es así que les comenté que hacía días que quería escribir sobre el “tío labanderita” o más bien diría los “tíos de la banderita” que pueblan las obras de la Autovía Ruta de la Plata, desde nuestra ciudad hasta la capital. Esos que cuando te acercas a las obras en construcción, te saludan muy amablemente para que vayas aminorando la velocidad y que mirando al tendido, como los toreros cuando se acercan al “siete” de Las Ventas, soportan con estoica paciencia la llegada de los vehículos.
Y desde luego que he pensado mucho en ellos porque han pasado muchos meses dándole a la banderita “ris, ras, ris, ras” con una cadencia que seguramente cuando acaben allá por el verano de este año (si tenemos suerte) soportarán una terrible artritis en las articulaciones de los brazos.
Porque si no, piénsenlo. Desde la mañana hasta bien entrada la tarde, 10 horas diarias, 600 minutos, 36000 segundos, suponen el que la banderita que se ha estado moviendo dos veces por segundo, haya “espantado moscas” unas 72000 veces al día. Y si a eso lo multiplicamos por los días de la semana de trabajo y por los meses que han estado pasando calamidades físicas y meteorológicas en la carretera, nos salen cifras un tanto desorbitantes sobre esa peculiar forma de mover “la banderita”.
Porque también imaginábamos el que si le pusiéramos una dinamo a la banderita y esa energía se aprovechara para dar luz, seguramente habríamos contribuido a mejorar el medio ambiente. Y por ello, yo les decía que no me gustaba el muñequito que había instalado en algunas infraestructuras subiendo y bajando la banderola. Primero, porque con esto se generan puesto de trabajo que aunque sean duros de pelar, contribuyen a que la gente tenga para comer. Y segundo, porque el famoso “muñequito” necesita energía (baterías) para funcionar basada en combustibles fósiles, con lo que ello conlleva.
Además nadie me puede negar que la forma que tiene “el tío labanderita” de moverla es mucho más ameno que cualquier muñeco con el casco de obrero y mono de trabajo roído por el sol, por mucho que el paisano se tueste al Sol del verano.
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Y el día en cuanto a urgencias, movidito. Ya desde la mañana salimos sin desayunar y acabamos después de la hora de la comida volviendo de la capital, con más hambre que los pavos del “Tío Manolo”. Hoy fue así.
Era una cosa que tenía dentro. Quería hacerle un homenaje a esos que nos saludan por las carreteras, es lo que hoy he querido llamar….”El tío lanbanderita”
Y salió a colación la misma conversación que manteníamos cuando regresábamos de Salamanca después de llevar una urgencia por la mañana. Tanto es así que les comenté que hacía días que quería escribir sobre el “tío labanderita” o más bien diría los “tíos de la banderita” que pueblan las obras de la Autovía Ruta de la Plata, desde nuestra ciudad hasta la capital. Esos que cuando te acercas a las obras en construcción, te saludan muy amablemente para que vayas aminorando la velocidad y que mirando al tendido, como los toreros cuando se acercan al “siete” de Las Ventas, soportan con estoica paciencia la llegada de los vehículos.
Y desde luego que he pensado mucho en ellos porque han pasado muchos meses dándole a la banderita “ris, ras, ris, ras” con una cadencia que seguramente cuando acaben allá por el verano de este año (si tenemos suerte) soportarán una terrible artritis en las articulaciones de los brazos.
Porque si no, piénsenlo. Desde la mañana hasta bien entrada la tarde, 10 horas diarias, 600 minutos, 36000 segundos, suponen el que la banderita que se ha estado moviendo dos veces por segundo, haya “espantado moscas” unas 72000 veces al día. Y si a eso lo multiplicamos por los días de la semana de trabajo y por los meses que han estado pasando calamidades físicas y meteorológicas en la carretera, nos salen cifras un tanto desorbitantes sobre esa peculiar forma de mover “la banderita”.
Porque también imaginábamos el que si le pusiéramos una dinamo a la banderita y esa energía se aprovechara para dar luz, seguramente habríamos contribuido a mejorar el medio ambiente. Y por ello, yo les decía que no me gustaba el muñequito que había instalado en algunas infraestructuras subiendo y bajando la banderola. Primero, porque con esto se generan puesto de trabajo que aunque sean duros de pelar, contribuyen a que la gente tenga para comer. Y segundo, porque el famoso “muñequito” necesita energía (baterías) para funcionar basada en combustibles fósiles, con lo que ello conlleva.
Además nadie me puede negar que la forma que tiene “el tío labanderita” de moverla es mucho más ameno que cualquier muñeco con el casco de obrero y mono de trabajo roído por el sol, por mucho que el paisano se tueste al Sol del verano.
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Y el día en cuanto a urgencias, movidito. Ya desde la mañana salimos sin desayunar y acabamos después de la hora de la comida volviendo de la capital, con más hambre que los pavos del “Tío Manolo”. Hoy fue así.
Era una cosa que tenía dentro. Quería hacerle un homenaje a esos que nos saludan por las carreteras, es lo que hoy he querido llamar….”El tío lanbanderita”
2 comentarios:
Pensé que era una de las pocas que cuando veía esos pobres con la bandera se me encogia el alma...dias de sol, de frío, lluvia...pero tambien los hemos visto a las tantas de la noche trabajanado, que apenas se los ve y se los puede llevar por delante algún coche....y todo para que los que vamops conduciendo no nos demos "una leche".Gracias por estar ahí, con la banderita, con la artrosis, al sol con el asfalto, al frío...para cuidarnos.Y por supuesto que mejor ellos aunque las pasen canutas, que un keko feo que quita el pan de alguna familia
pues tienes razon, un saludo pa' los de la banderita, que tanto quejarnos de las obras y ellos si que tienen que estar hasta las pelotas. aunque como está la cosa, al menos tienen una nómina que llevar a casa.
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