Ya me decía Marga esta mañana que no lavara la ambulancia, que se iba a manchar. Y la verdad es que parece que es un poco agorera.
Habíamos ido a la cochera a darle un repaso a la “burra” y a los pocos minutos íbamos camino de la capital dejando la comida puesta en la mesa y con “más hambre que los pavos del Tío Manolo”.
-Ya comeremos al regreso-, dijimos cuando enfilábamos la carretera camino de Béjar.
Las obras de la autovía van avanzando, no al ritmo que todos quisiéramos, pero van avanzando que es lo bueno.
Cuando llegamos, nos dispusimos a comer los garbanzos que hoy tenía Juanma en el “Tupper-Ware” y con las primeras cucharadas en la boca suena el “malo” otra vez para acudir a un paraje muy conocido por todos los Bejaranos, donde un motorista se había despeñado.
.-Mira a ver que nos manden el Helicóptero, que es un sitio complicado y llegaremos mal-.
Que sí, que no, que hay mal tiempo, que vayáis por si acaso…
A nuestra llegada y después de rescatar al chiquillo, intentamos que nuestros compañeros del “Helico”, se posaran en el paraje de la Peña de la Cruz, no sin antes haber intentado señalizarles entre la niebla y el agua que en ese momento estaba cayendo.
Al final, se decidió bajar lo más despacio que pudimos hasta la ciudad y le pudimos “empaquetar” cuando el ocaso estaba a las puertas del último vuelo del pájaro. Ya me lo decía Miguel, el piloto, -si tardas cinco minutos más me tengo que ir, o dejar el aparato aquí-.
Afortunadamente pudo despegar y le vimos desaparecer entre la niebla camino de Salamanca.
Y nosotros a acabar de comer a eso de las seis de la tarde.
Veremos la noche….
Habíamos ido a la cochera a darle un repaso a la “burra” y a los pocos minutos íbamos camino de la capital dejando la comida puesta en la mesa y con “más hambre que los pavos del Tío Manolo”.
-Ya comeremos al regreso-, dijimos cuando enfilábamos la carretera camino de Béjar.
Las obras de la autovía van avanzando, no al ritmo que todos quisiéramos, pero van avanzando que es lo bueno.
Cuando llegamos, nos dispusimos a comer los garbanzos que hoy tenía Juanma en el “Tupper-Ware” y con las primeras cucharadas en la boca suena el “malo” otra vez para acudir a un paraje muy conocido por todos los Bejaranos, donde un motorista se había despeñado.
.-Mira a ver que nos manden el Helicóptero, que es un sitio complicado y llegaremos mal-.
Que sí, que no, que hay mal tiempo, que vayáis por si acaso…
A nuestra llegada y después de rescatar al chiquillo, intentamos que nuestros compañeros del “Helico”, se posaran en el paraje de la Peña de la Cruz, no sin antes haber intentado señalizarles entre la niebla y el agua que en ese momento estaba cayendo.
Al final, se decidió bajar lo más despacio que pudimos hasta la ciudad y le pudimos “empaquetar” cuando el ocaso estaba a las puertas del último vuelo del pájaro. Ya me lo decía Miguel, el piloto, -si tardas cinco minutos más me tengo que ir, o dejar el aparato aquí-.
Afortunadamente pudo despegar y le vimos desaparecer entre la niebla camino de Salamanca.
Y nosotros a acabar de comer a eso de las seis de la tarde.
Veremos la noche….
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