04 agosto 2019

Recuerdos de "chico"

He de reconocer que hacía años que no lo veía.
Y eso que cuando éramos "chicos" era habitual tenerla abierta. Más que nada para que pudiera pasar el que quisiera, nadie salía a recibirte. Ya fuera la vecina para charlar con tu madre, o los amigos llamándote en la hora de la siesta para "petarle" a algún vecino el timbre de la puerta o ponerle una botella de agua para que cuando abriera le mojara los pies. Cosas de chicos, que diríamos entonces.
Y hoy no pude por menos que hacer la foto.
Hacía un calor de esos de siesta de agosto con la ventana cerrada a cal y canto. Y la plaza del pueblo es las que dan ganas de llorar para hacer maniobras con la ambulancia. Más de 5 metros de largo por 2,50 de alto que te hacen estrechar el esfínter cuando entras en alguna de las calles de los pueblos de la comarca. Un día me llevo un balcón -pensé- mientras me acordaba del que le quité un trozo en Montemayor del Río. Son cosas de "chóferes" que diría mi amigo Quique. Eso sí, de los buenos.
Pues eso, que la plaza no es que estuviera a reventar. Sólo un coche. Pero nos las vemos y deseamos cada vez que vamos. Aparqué y entré. Poco había que hacer. 
En esto que salgo para atrincherarme en la ambulancia al fresquito del aire acondicionado y las ví. No eran las de la casa donde íbamos, pero allí estaban. Esperando a alguien que tuviera la osadía, o quien sabe si la curiosidad de girarlas y entrar.
Me acordé enseguida de mi barrio, de la calle Alojería. Las llaves de las vecinas siempre estaban puestas, o la puerta abierta de par en par. Nadie se paraba a pensar. Entrabas y punto.
Estaba yo en ese recuerdo y mientras miraba a mi alrededor, un impulso me llevó a cogerlas y girar. El fresco se notaba en el ambiente de una casa cerrada....

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