
Ayer noche llegaba ese mensaje que nunca quise abrir. Tu fallecimiento ha conmocionado a todos los que te conocimos. Enseguida los problemas del día a día se diluyeron para venir a la memoria los ratos que pasamos desde que allá en la década de los 90 empezamos con esto de las ambulancias.
Tu típica forma de reírte de las cosas más sorprendentes y de los problemas asaltan mi cabeza en un momento que no acaba de acostumbrarse a lo sucedido. Entre la incredulidad y la tristeza.
Tu típica forma de reírte de las cosas más sorprendentes y de los problemas asaltan mi cabeza en un momento que no acaba de acostumbrarse a lo sucedido. Entre la incredulidad y la tristeza.
Ahora que te vas a ir para siempre de este mundo, quiero en nombre de todos dar el pésame a toda tu familia. Tus padres, esposa e hijos que disfrutaron de tu presencia y de esas ganas de vivir. A todos los demás nos dejas un hueco en la memoria que no se ocupará.
Disfrutaste de la vida y de este trabajo que tantas satisfacciones te dejó. Viviste en la carretera entre Ciudad Rodrigo y Salamanca, intentando llegar cuanto antes para salvar la vida de las personas que ahora seguro te recuerdan.